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Madre trabajadora con dos hijos regresa a casa y encuentra a su bebé de 5 meses solo y dormido en el piso – Historia del día

Aby regresó a casa del trabajo y encontró a su hijo de cinco meses en el piso. Se suponía que nunca debía estar solo, pero no había nadie más en casa.

“Ok, es hora de irme”, se dijo Aby. Cerró su último documento y apagó su computadora en el trabajo. Su día estuvo increíblemente ocupado y había estado preocupada todo el tiempo por su bebé de cinco meses, Claudio.

Ella normalmente trabajaba desde casa, lo cual era perfecto. Pero su jefe le había pedido que viniera un viernes y asistiera a un montón de reuniones en persona.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Había sido un día agitado, pero al menos productivo. Terminó con todo a las 7 p.m. y estaba impaciente para ir a casa.

Su esposo, Patrick, también trabajaba, pero debería haber estado en casa alrededor de las 5:30. para relevar a su hijo de 13 años, Leo, de las tareas de cuidado de niños.

Como cualquier otro adolescente, al chico no le gustaba tener que pasar todo el viernes cuidando a su hermanito, principalmente porque ese día no tenía que asistir a la escuela debido a un evento especial solo para maestros.

Pero Aby no se sentía cómoda contratando niñeras para su bebé. Además, el verano ya casi había llegado, y Leo tendría mucho tiempo para jugar con sus amigos cuando comenzaran sus vacaciones.

Los veranos en su vecindario eran maravillosos. La madre lo sabía. Había crecido en la misma zona, por lo que también sabía que sus hijos estarían seguros solos en casa. Leo tenía la edad suficiente para manejar esta responsabilidad y sabía llamar si algo sucedía.

Pero, aun así, condujo rápidamente a casa, emocionada de ver a su bebé después de un largo día fuera. Probablemente pedirían pizza para la cena. Iba a ser una noche perfecta en casa con su familia.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Hola!”, dijo Aby, entrando a casa y dejando su bolso y las llaves en la mesa del vestíbulo. Sorprendentemente, nadie le respondió el saludo.

La sala de estar y la cocina estaban vacías y no se oía ningún ruido. Eso era absolutamente raro para un hogar con un adolescente y un bebé, sin mencionar a su esposo, a quien le gustaba escuchar música todo el tiempo. “¿Patrick? ¿Leo?”.

Se quitó los zapatos y los dejó cerca de la puerta principal para ver si su marido estaba en su dormitorio. Pero se quedó atónita una vez más cuando vio que la habitación estaba vacía.

“¡Hola!”, dijo de nuevo. Como nadie contestaba y no se escuchaba ruido, pensó que probablemente Patrick había llevado a los niños a dar un paseo.

No hacía eso a menudo sin ella, pero esta era una buena oportunidad para crear vínculos con ellos. Decidió llamarlos para ver qué tipo de pizzas querían para la cena.

Al darse cuenta de que había dejado su teléfono en su bolso, salió de la habitación y notó algo de reojo. “¡Claudio!”, exclamó. Su corazón comenzó a latir rápidamente. Su bebé estaba durmiendo en el piso. Estaba solo en casa y Aby no tenía idea de por qué.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Mi bebé”, continuó sin aliento, alzándolo y evaluando la situación. Su pequeño se movió suavemente, pero volvió a dormirse en sus brazos, sin notar que Aby sentía que se estaba muriendo por dentro.

Su bebé estaba solo en casa y en el suelo. Le podría haber pasado cualquier cosa. Pero entonces, otro pensamiento entró en su mente. ¿Dónde estaban Patrick y Leo? Se suponía que ambos deberían estar allí. Su esposo ciertamente debería haber estado allí.

Colocó a Claudio en su cuna, se tocó el pecho con la mano para calmarse y fue a buscar su teléfono para llamar a Patrick. Esperaba que sonara muchas veces sin respuesta y su ansiedad comenzó a pensar en escenarios peligrosos.

Sin embargo, su esposo respondió al segundo timbre. “¡Cariño! ¡Hola!”, dijo. Su voz se escuchaba despreocupada. Aby podía escuchar música y conversaciones de fondo.

“¿Dónde estás? Se suponía que llegarías a casa antes de las 6, ¿recuerdas?”, preguntó. Ella estaba tratando de mantener la calma, pero su ansiedad la había llevado a la ira.

“¡Ah, es cierto! Lo siento mucho, cariño. Lo olvidé. Los chicos me pidieron que viniera a tomar unas copas”, explicó como si fuera perfectamente normal. “Ahorita voy para allá”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Disculpa? ¿Fuiste al bar con tus amigos? ¿Dónde está Leo?”.

“¿A qué te refieres?”, preguntó, confundido.

“¡LEO NO ESTÁ AQUÍ!”, gritó Aby, finalmente perdiendo los estribos. “Y CLAUDIO ESTABA EN EL SUELO, DORMIDO. ¡NO SÉ CUÁNTO TIEMPO ESTUVO ASÍ! ¡Y NUESTRO OTRO HIJO NO ESTÁ!”.

“Aby, cálmate. Cálmate. Iré a casa rápido. No bebí nada. ¿Claudio está bien?”, preguntó, su voz aún relajada.

“¡El bebé está bien! Pero algo podría haber pasado, y no tengo idea de dónde está Leo, y de nuevo, ¡CLAUDIO ESTABA EN EL SUELO!”. Trató de calmarse, pero fracasó miserablemente mientras lágrimas de ira escapaban de sus ojos.

“Llama a Leo. Probablemente salió con sus amigos”, sugirió Patrick. “Estaré ahí pronto”.

Colgó y Aby trató de limpiarse la humedad de la cara. Marcó el número de su hijo adolescente con dedos temblorosos, pensando una vez más en lo peor. Pero también respondió. “Hola, mamá. ¿Vamos a pedir pizza?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La pregunta indiferente de Leo hizo que la ira volviera a surgir en su pecho, pero tenía que saber dónde estaba. “¿Dónde estás?”.

“Fuimos por un helado”, respondió el chico. Aby sabía que había ido con sus amigos vecinos.

“¿Dejaste a tu hermano en el suelo?”, preguntó ella. Sus palabras fueron lentas y constantes, sin revelar nada.

“Ay Dios… sí”, admitió, y su voz cambió con preocupación. “¡Mamá! Lo siento mucho. Me olvidé de él. ¿Claudio está bien? ¡De verdad, lo siento!”.

“El bebé está bien. Ven a casa ahora”, pronunció la madre, calmada por fin. Colgó el teléfono y apoyó todo su cuerpo contra la pared. A pesar de todos los escenarios que se le habían ocurrido, Patrick y Leo estaban bien. Simplemente habían sido descuidados.

Pensó en gritarles cuando llegaran a casa, pero era inútil. Todos estaban sanos y salvos. Y no podía pasar por otra montaña rusa emocional después de los últimos minutos.

Cuando Patrick regresó, ella le recordó que ahora tenía dos hijos y que sus prioridades tenían que ser ellos. También le dijo que la llamara antes de volver a ir al bar con sus amigos. Él se disculpó por todo y prometió que nunca más volvería a suceder.

“Es posible que necesitemos una niñera la próxima vez”, le dijo después de escuchar sus disculpas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Tienes razón”, dijo el hombre.

Cuando Leo llegó a casa, ella le dio un sermón con voz calmada, recordándole que tenía una gran responsabilidad como hermano mayor.

“No estoy enojada contigo porque todos están bien, pero a Claudio le pudo haber pasado algo peligroso. Y la próxima vez, por favor, envíame un mensaje de texto antes de salir de casa”, agregó Aby, abrazando a su hijo.

Leo lloraba entre sus brazos. “Lo siento mucho”.

“Lo sé”, le aseguró ella, dándole palmaditas en la espalda. Era un buen chico y Patrick era un gran padre, aunque a veces necesitaban un pequeño recordatorio de sus responsabilidades.

Afortunadamente, tenían a Aby, quien siempre estaría ahí para sus dos hijos y su olvidadizo esposo.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • A veces, contratar a una niñera es la mejor opción. Aby no quería contratar a una niñera, pensando que su hijo adolescente podría cuidar a su bebé, pero a veces es necesario.
  • Enseñarles a tus hijos acerca de la responsabilidad de una manera calmada y paciente es vital. Aby tuvo que sermonear a Leo sobre la responsabilidad, pero mantuvo la calma a pesar de su ira anterior. De hecho, también tuvo que recordárselo a su marido. A veces, incluso los adultos necesitan una llamada de atención.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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